El Concejo Municipal tiene en carpeta un proyecto que apunta a modernizar la normativa que regula el servicio de taxis en Rosario. Se trata de una modificación al histórico Decreto-Ordenanza 2649/1980, que desde hace más de cuatro décadas regula los requisitos técnicos de los vehículos.
La iniciativa busca permitir la incorporación de unidades con motorizaciones 1.0 turbo, una tendencia de la industria automotriz global más ecológica que hasta ahora quedaba fuera de la normativa local: se trata de coches que consumen menos combustible y contaminan menos, y que además reduciría los costos operativos, un beneficio tangible para los taxistas.
La propuesta llega en un momento en que la renovación del parque de taxis aparece como un problema creciente. La flota está envejecida, los costos para los titulares son altos y la disponibilidad de modelos compatibles con la exigencia mínima de 1200 centímetros cúbicos aspirados que rige actualmente se redujo drásticamente.
Autos ecológicos
“Tomamos el pedido de varios taxistas que venían pagando planes para cambiar su unidad. Pero el avance tecnológico hizo que muchas fábricas decidieran equipar a sus autos tipo sedán con motores de baja cilindrada pero turboalimentados. En lugar de tener 1.500 o 1.300 centímetros cúbicos, hoy varios modelos pasaron a tener motores de 1.000 centímetros cúbicos, 1.0, pero con turbo. Y les quieren entregar esos, pero el mínimo permitido en la ordenanza de Rosario es 1.200″, relató el concejal Carlos Cardozo, impulsor de la iniciativa.
El edil indicó que «la prestación es la misma, es un vehículo que gasta menos combustible y es más ecológico porque la combustión es mucho más sana. Por parte de las fábricas es una buena decisión, pero la ordenanza de taxis de Rosario quedó desactualizada y la Municipalidad ahora no les quiere aceptar esos coches. Hay vehículos tipo sedán en el mercado que son 1.0 turbo, y nos parece que esto implica que hay que cambiar aquella normativa que solo permitía incorporar autos de 1.200 cc o más».
Si prospera, la modificación permitirá que los taxis puedan tener motores aspirados de al menos 1200 centímetros cúbicos, como ya está fijado, o bien motores sobrealimentados (turbo o supercargados) de no menos de 1000 centímetros cúbicos. En ambos casos, deberán cumplir con las condiciones de habitabilidad: cuatro puertas, un largo mínimo de 4,01 metros y espacio adecuado entre asientos.
>>Leer más: Ya son más baratos los taxis en Rosario: quiénes pueden acceder a descuentos y cómo hacerlo
Impacto social
Los motores turbo de baja cilindrada son una respuesta de la industria automotriz al dilema de producir vehículos más livianos, con menor consumo de combustible y menores emisiones, pero sin resignar potencia. Con un 1.0 turbo, por ejemplo, se puede alcanzar el mismo nivel de prestaciones que con un 1.6 aspirado de hace algunos años. “Permitimos que una cantidad de autos, que además son más modernos, de mayor eficiencia energética y de menor consumo, se incorporen al parque automotor de la ciudad”, subrayó el edil.
El proyecto va en línea con lo que recomiendan organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que en su hoja de ruta “Transporte 2050” impulsa la modernización de las flotas urbanas como estrategia para reducir emisiones y mejorar la competitividad regional.
Uno de los problemas más serios del sistema de taxis rosarino es el envejecimiento del parque automotor. La edad promedio de las unidades supera la de otras ciudades del país, en parte por la falta de opciones disponibles que cumplan con la normativa y también por las dificultades económicas de los titulares para afrontar los altos costos de renovación, en el marco de la sobrepoblación de choferes con el que inundó las calles la aplicación ilegal Uber.
La incorporación de modelos con motorizaciones turbo ampliaría la oferta y abriría la puerta a una renovación más acelerada. En palabras de Cardozo: “Esto no es una concesión para que entren autos chicos sin potencia, sino una forma de compatibilizar la normativa con lo que el mercado ofrece hoy”.
>>Leer más: Uber: histórico acuerdo entre peones y titulares de taxis
La norma y la calle
No es un dato menor: en América Latina, diversos estudios marcan que la ineficiencia energética del transporte urbano representa una carga adicional para los costos de los servicios y, a la vez, un obstáculo para la sostenibilidad ambiental. Con esta propuesta, Rosario podría ponerse a tono con una tendencia ya consolidada en otras partes del mundo.
Lo relevante es que se trata de un gesto de adaptación. Durante demasiado tiempo, las normas locales se mantuvieron ancladas en un paradigma tecnológico ya superado, mientras las terminales automotrices avanzaban hacia otro horizonte. Esa brecha se traducía en frustración para los taxistas, que debían negociar entre lo que podían comprar y lo que la Municipalidad aceptaba.
De aprobarse, la cancha se emparejaría. Los choferes tendrían más opciones para acceder a vehículos nuevos, más eficientes y más baratos de mantener. Pero también hay una cuestión económica vinculada a la posibilidad de los taxistas.
«Hoy hay mucha oferta de SUV, todas las terminales están poniendo el ojo ahí, pero comprarlos y adaptarlos a taxi les queda muy caro. Entonces, los tacheros, para cambiar de unidad a un cero kilómetro, necesitan pasar de un sedán a otro sedán. En este caso, introducir esta modificación en la normativa además ayuda a la sostenibilidad del sistema”, subrayó el concejal.