La Casa Blanca volvió a confrontar con California por una iniciativa legislativa que busca limitar el uso de máscaras por parte de las fuerzas del orden. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) instó al gobernador Gavin Newsom a rechazar el proyecto No Secret Police Act.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) publicó un comunicado en el que pidió expresamente a Newsom que bloquee la entrada en vigor de la propuesta del senador demócrata Scott Wiener. El texto subrayó que la medida expone a los agentes de inmigración y de seguridad nacional a un mayor riesgo de ser acosados, identificados públicamente y agredidos por organizaciones criminales.
La subsecretaria asistente Tricia McLaughlin utilizó un tono severo al calificar el proyecto como “despreciable” y acusó a sus impulsores de querer dejar indefensos a quienes combaten a pandillas, narcotraficantes y terroristas.
Según la funcionaria, los ataques contra los oficiales federales han aumentado más de un 1000% en los últimos años, fenómeno que relacionó con la “demonización” que sufren los cuerpos de seguridad en California.
“El hombre y la mujer del ICE y la CBP ponen en riesgo sus vidas cada día para arrestar a criminales violentos y defender la seguridad de los ciudadanos estadounidenses”, sostuvo McLaughlin en el comunicado del DHS el 16 de septiembre.
El proyecto SB 627, conocido como No Secret Police Act, pasó la Asamblea con 45 votos a favor y el Senado con 26, y se convirtió en la primera ley de su tipo en Estados Unidos.
Según dijo Wiener en un comunicado, el objetivo es claro: evitar que agentes federales puedan operar como una policía secreta, sin identificación visible, en comunidades ya afectadas por redadas migratorias.
En un mensaje difundido tras la votación, el legislador comparó a los agentes encapuchados con “el tipo en pasamontañas que asalta una licorería” y advirtió que la falta de identificación socava la confianza pública. “Este proyecto garantiza que cuando los oficiales cubran sus rostros sea por razones genuinas de salud, seguridad o tácticas, y no para ocultar abusos o escapar de la rendición de cuentas”, afirmó.
La iniciativa surgió en un contexto de fuertes críticas a los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en ciudades californianas. Distintas organizaciones de derechos humanos documentaron casos, citados por Wiener, en los que agentes federales aparecieron con el rostro cubierto, sin insignias ni identificación, con detenciones a residentes en calles, trabajos o incluso a la salida de audiencias judiciales.