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Por qué el Correo se llenade gente que va a presentar su renuncia

«¿Vos también venís a renunciar? Ahí en la mesa hay un modelo. Cualquier cosa me preguntás», le dice la empleada de Correo Argentino a una chica. Es un día de semana a la mañana en una oficina de Echesortu. Al instante entra otra joven y pregunta cómo enviar su renuncia. La mandan a una suerte de atril donde hay un telegrama envuelto en film y pegado con cinta, para que lo puedan copiar. Entra una tercera: «Vengo a renunciar». La foto se repite en otras dependencias del Correo. ¿Es casualidad o en esta postal subyace un fenómeno?

Adelantamos la respuesta para después desarrollarla: tiene que ver con el momento recesivo. Se están haciendo muchas «renuncias negociadas» entre empleadores y empleados. Cuando cae una inspección de Trabajo, los tienen que anotar a la fuerza, pero como no los pueden tener en blanco, acuerdan que el trabajador renuncie y siga trabajando en negro, porque si los despiden queda abierta la posibilidad de juicio. Eso aumentó la cantidad de personas que van a hacer ese trámite.

Las renuncias tienen su contexto. No son iguales durante una bonanza económica que en plena crisis. Cuando la economía está bien, la mayoría ocurren porque el trabajador consiguió algo mejor: cambia de empleo, no pierde derechos y no hay conflicto. En cambio, en épocas como la actual en la que hay caída del consumo, baja de ventas y empresas complicadas, las renuncias empiezan a tener otro trasfondo. Y esto se hace más notorio en rubros con alta rotación de personal como la gastronomía.

Renuncia y despido

En este contexto, la conflictividad laboral suele aumentar: «Es un fenómeno que tiene que ver con la recesión económica. Todo el mundo busca la forma de reducir costos fijos, y una es la reducción de personal. Por eso se negocian renuncias, y también suben las demandas por despidos. Y se expresa más en nuestro sector que tiene baja facturación y alto empleo: un 28% de la recaudación bruta va a pagar masa salarial, aportes y contribuciones, contra el 4% del comercio», explicó un empresario gastronómico que prefirió resguardar su identidad.

¿Qué es «negociar» una renuncia? Primero es necesario distinguir la diferencia entre despido y renuncia. Cuando no se cumplen las normas laborales, el trabajador puede intimar al empleador para que corrija los incumplimientos y, si no lo hace, se considera que la persona está despedida indirectamente. Eso habilita a reclamar la indemnización correspondiente.

En cambio al renunciar, al empleado se le cierra casi toda posibilidad de hacer un reclamo posterior por mala registración. Si además había cuestiones menores (categoría no reconocida, horas extras mal liquidadas o fuera de recibo), esos montos no justifican un juicio, por lo que cuesta llevarlo adelante. En tanto, el empleador se asegura de que nadie le reclame por los incumplimientos que haya cometido o, al menos, de que sea muy difícil que lo hagan.

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Inspecciones y multas

Acá entra en juego la figura del Ministerio de Trabajo, tanto de la órbita nacional como provincial. Si hace una inspección y detecta trabajadores no registrados o mal registrados, intima a la empresa a regularizar la situación. El empleador, para zafar de una multa o disminuirla, los registra correctamente. Pero en un contexto de crisis, ese mecanismo también tensa la supervivencia de los negocios.

«Nación fiscaliza si el empleado está en blanco y no se fija nada más, como por ejemplo si corresponden las horas por las que está anotado. Si no está registrado, te da un plazo para que lo ingreses, y si lo hacés se cancela la multa. En cambio la provincia cobra sanciones fuertes. Si llevás el alta entre la inspección donde se detectó la irregularidad y la audiencia de presentación de documentación, pagás un poco menos, pero son onerosas», apuntó el titular de un bar de calle Pellegrini.

Una vez que anotó correctamente al empleado, el patrón tiene por ley un período de prueba de 6 meses para despedir sin indemnización. Pero si despide, habilita la chance de que se hagan reclamos posteriores por la situación de empleo irregular anterior. Por eso es común la negociación: «El empleador lo anota pero después le dice al trabajador que no lo puede tener así, y que si no renuncia, lo va a tener que despedir. Y que si le hace juicio, no sabe si le va a poder pagar porque la empresa está mal y puede cerrar. Lo que le ofrece es que renuncie y siga trabajando en negro”, detalló Sebastián Serrano Alou, integrante de la Asociación de Abogados Laboralistas de Rosario.

Para el especialista en derecho laboral, «eso, que se presenta como una especie de gran oferta, en realidad no ofrece nada. Porque el empleador no está dando el trabajo: está obligado por ley a conservarlo. La Ley de Contrato de Trabajo dice que si no te quiere más, te tiene que indemnizar. Pero en este contexto, donde la indemnización parece lejana o dudosa, muchos empleadores juegan con ese tipo de amenazas», prosiguió.

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Conflictividad

«Es cierto que hay una tendencia de incremento de inspecciones de policía del trabajo por parte del Ministerio. Las cifras oficiales dan cuenta de una tasa de registro de más del 50% luego de una detección de un empleado en negro«, aportó Julio Genesini, viceministro de Trabajo de la provincia.

Por normativa, la multa representa un 200% respecto del salario mínimo, vital y móvil al momento de la inspección, cifra que hoy asciende a $635.600. Pero baja a un 50% si se pone todo en regla dentro de un plazo perentorio dentro de los 15 días o 20 días luego de la inspección.

En cuanto a la conflictividad, las situaciones de reclamos individuales que se tramitan ante el Ministerio de Trabajo en Rosario (por diferencias salariales, situación de trabajo en negro, entre otros motivos) se ha mantenido constante durante el primer semestre del año, con unos 200 por mes de piso y ascendiendo un poco entre abril y junio. En tanto, los acuerdos de desvinculación en Rosario, comenzaron en enero cerca de los 600, tuvieron un pico superando los 800 en abril, y se ubicaron en junio alrededor de los 700.

«El año pasado hubo un arranque más complicado los primeros seis meses, y luego entre junio y julio se amesetó. Ahora nuevamente hay una tendencia de incremento en los últimos meses. Se va dando una situación por goteo de aumento de desvinculaciones, no tanto masivas, y ahí puede ser que se den este tipo de lo que se llama renuncias acordadas por fuera del Ministerio», profundizó el viceministro.

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Tercerizadas

Algo parecido pasa con las llamadas empresas de servicios eventuales. Por ley, estas empresas deberían funcionar brindando personal a otras firmas cuando hay necesidades extraordinarias y transitorias, es decir, situaciones imprevistas y acotadas en el tiempo. Cuando eso termina, la persona deja de trabajar en esa empresa cliente, pero sigue siendo empleada de la empresa de servicios eventuales, que tiene un plazo para reubicarla.

«Si no lo hace, esa persona puede darse por despedida y reclamar las indemnizaciones. Pero mucha gente lo desconoce. Entonces le dicen que le van a conseguir otro trabajo, pero necesitan que renuncie para poder anotarla en la otra empresa, lo cual es falso. No es necesario renunciar. O a veces es más crudo y otra vez aparece la amenaza de que si no renuncia, la despiden sin pagarle nada. Se genera una especie de renuncia negociada, pero en una negociación totalmente desigual, donde una sola parte tiene el poder: el empleador. Es la parte fuerte, la que presiona, la que amenaza», completó Serrano Alou.

Estas renuncias muchas veces se concretan con un telegrama enviado desde el Correo. Otras veces, se hacen en el Ministerio de Trabajo. Pero lo más efectivo para el empleador es el telegrama. Porque es una renuncia pura y dura, sin vueltas, y no permite impugnaciones en sede judicial como en las audiencias, donde se puede demostrar que no fue voluntaria, sino bajo presión. Además, en el Ministerio hay que firmar un acuerdo y pagar costas a un letrado.

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Renuncias vía web

La opción de renunciar vía web existe, pero no todos la conocen ni es tan fácil. En la página https://sie.correoargentino.com.ar/ la persona puede registrarse con validación biométrica de identidad, se crea usuario y contraseña y ya ingresa para poder enviar carta documento y telegramas laborales digitales. Puede hacer el seguimiento e imprimir la copia.

«La verificación biométrica requiere tener un celular de buena gama con cámara apta para el reconocimiento facial y una buena conexión a internet. Todo eso, para muchos laburantes, es difícil de cumplir. Como en tantos otros trámites, las barreras tecnológicas alejan a quienes más necesitan acceder a sus derechos», aclaró Serrano Alou.

El servicio de envío web hoy puede usarse gratuitamente para enviar telegramas de renuncias, avisos por enfermedad, accidente o impedimentos para ir a trabajar, y mensajes de menos de 30 palabras. En el caso de cartas documento, cuesta alrededor de 20 mil pesos.

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