InicioSociedadPor qué puede el desorden visual puede estresarte sin que lo notes

Por qué puede el desorden visual puede estresarte sin que lo notes

El exceso de estímulos visuales en tu entorno puede afectar tu mente sin que te des cuenta.

Ambientes recargados, papeles sueltos, objetos fuera de lugar… todo eso suma estímulos visuales que tu cerebro registra, aunque vos no lo estés pensando y puede generar más cansancio y ansiedad.

No siempre es sinónimo de suciedad. A veces, incluso un espacio limpio puede sentirse caótico si está saturado de cosas o elementos que no tienen un orden claro. Esa sobrecarga visual impacta en tu bienestar más de lo que parece.

El desorden visual es la acumulación de objetos, colores, formas, papeles, cables, adornos o estímulos en un mismo entorno. No tiene que ver con el polvo ni con la limpieza general, sino con la cantidad y disposición de lo que ves todo el tiempo. Tu cerebro está constantemente procesando lo que hay a tu alrededor. Cuando hay mucho para registrar, se agota más rápido.

¿Cómo te puede afectar?

Cansancio mental: cuanto más tiene que filtrar tu mente, más energía gasta.

Dificultad para concentrarte: el ruido visual interfiere con el foco, sobre todo al trabajar o estudiar.

Sensación de caos o ansiedad sin causa clara: el entorno desordenado transmite desorganización interna, aunque no seas consciente.

Falta de motivación: un espacio visualmente recargado puede desincentivar las ganas de hacer cosas.

Señales de que tu casa (o tu escritorio) tiene desorden visual:

– Hay muchos objetos decorativos juntos o sin función

– No tenés superficies despejadas (mesadas, mesas, estantes)

Hay cosas que ves todo el día pero no usás

– Todo está “a la vista”, incluso lo que podría guardarse

– Hay colores, formas y estampados que compiten entre sí

Qué podés hacer para reducirlo:

Dejá al menos una superficie libre en cada ambiente: aunque sea una mesa, mesada o estante.

Elegí una paleta de colores más neutra o armónica: visualmente relaja y da sensación de orden.

Guardá lo que no usás todos los días: tenerlo todo a mano parece práctico, pero recarga tu vista.

Evitá acumular papeles, sobres, cables o cajas abiertas: son ítems que generan ruido visual inmediato.

No llenes las paredes de estímulos: una pared vacía también es parte del equilibrio visual.

Un espacio con menos cosas a la vista no solo se ve más prolijo, también le da un respiro a tu mente. Reducir el desorden visual no implica vivir minimalista, sino elegir qué necesitás tener al alcance y qué no.

Fuente: Nexofin

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