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Cuba, de mal en peor

En la isla de Cuba siguen ocurriendo graves hechos que obligan a los ciudadanos a correr los ya duros límites dentro de los que se mueven a diario. Son causas de fondo. Obedecen a políticas desastrosas trazadas durante años por gobiernos autoritarios. Los cubanos han sufrido y sufren la caída de los salarios, el deterioro de los servicios públicos, cortes regulares de electricidad, una grave escasez y un creciente mercado negro para cientos de productos de primera necesidad.

La crisis energética en la isla ha tenido repercusiones más allá de la economía. En los últimos años, los apagones han sido el motor de varias protestas antigubernamentales. El promedio de cortes de energía eléctrica durante mayo pasado ascendió a 18 horas al día. El problema no es nuevo, aunque nunca fue tan grave por lo que acrecienta el hartazgo de la población.

El régimen dictatorial de Miguel Díaz-Canel admite que no será posible eliminar los cortes debido a las averías en las obsoletas centrales termoeléctricas y al déficit de combustible ante la falta de divisas para importarlo. Diversos cálculos independientes estiman que el Gobierno necesitaría entre 8000 y 10.000 millones de dólares para poner nuevamente en funcionamiento la red eléctrica.

Otro tema que tiene desesperados a los cubanos es el del sistema sanitario, que enfrenta su peor crisis en décadas. También en este tema, la falta de divisas para importar insumos y producir localmente ha dejado a la ciudadanía a merced de fármacos que se venden en el mercado informal, sin recetas ni garantías de calidad.

A ello se suma el alza que dispuso el gobierno en las tarifas de los servicios de internet y en la restricción a los gigabytes, pagaderos en moneda nacional, buscando restringir el acceso a contenidos críticos o independientes que cuestionen al opresivo régimen.

El último informe anual de Amnistía Internacional consignó la existencia en el país de aberraciones varias como violaciones a los derechos humanos, torturas en prisiones, mayores restricciones a la libertad de expresión, reiteradas tácticas represivas contra periodistas, activistas y todo aquel que busque expresar su disenso.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el capítulo dedicado a la dictadura cubana señaló el avallasamiento a las instituciones de la democracia representativa, explicitado en un ejercicio abusivo del poder que contraría el Estado de derecho ante las sistemáticas infracciones a la independencia del Poder Judicial.

La isla caribeña arrastra una crisis multidimensional y multicausal que ha llevado al vaciamiento o abandono de muchos de los programas sociales que caracterizaban al gobierno cubano. La única opción que le queda a la gente es irse. Cuba necesita con urgencia un cambio profundo del modelo económico con apertura a las inversiones. Solo así habrá alguna posibilidad de mejora en la vida de sus habitantes.


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