La glucosamina es un amino azúcar que el cuerpo produce de forma natural y que desempeña un papel clave en la protección y reparación del cartílago que recubre las articulaciones.
Sin embargo, con el paso del tiempo, su producción puede disminuir, lo que incrementa el riesgo de afecciones como la artrosis. Aunque se comercializa en forma de suplementos, también es posible obtenerla a partir de ciertos alimentos.
La glucosamina es un componente estructural de los cartílagos, el tejido que impide que los huesos se rocen entre sí. Su principal función es conservar la elasticidad y funcionalidad de las articulaciones, así como contribuir a su reparación.
De acuerdo con el portal especializado MedlinePlus, la glucosamina también se utiliza en tratamientos para reducir el dolor articular y en enfermedades como la artritis reumatoide. Si bien es habitual encontrarla en suplementos, puede incorporarse a la dieta mediante ciertos productos de origen animal.
Antes de recurrir a suplementos, se recomienda priorizar fuentes naturales de glucosamina y consultar con un profesional de la salud para adaptar su consumo a las necesidades individuales. A continuación, algunos alimentos que la contienen:
Dado que no hay muchas fuentes alimenticias ricas en glucosamina, es común su consumo en forma de suplementos (cápsulas, polvos, comprimidos o líquidos). Muchos de estos productos se combinan con otras sustancias beneficiosas para las articulaciones, como el sulfato de condroitina o el metilsulfonilmetano (MSM).
Según el Manual de Salud MDS, la dosis diaria recomendada es de 500 mg. Sin embargo, lo ideal es priorizar la incorporación de alimentos que la contengan.
Aunque la glucosamina en suplementos suele considerarse segura, puede provocar efectos secundarios como náuseas, estreñimiento o diarrea. Se deben tener en cuenta las siguientes advertencias:
Es fundamental recordar que antes de incorporar nuevos alimentos o suplementos a la dieta, se debe contar con el asesoramiento de un especialista en salud.
