Por Alejandro Ducchini
A los 22 años, la periodista Mariana Copland se había separado del novio que tenía desde sus 14. Llevaban un tiempo largo de convivencia. La ruptura se manifestó en una depresión. «Tenía 22 y la vida de una mina de 35», le contó a su colega Sebastián Tafuro en la que es una de las mejores historias que podrán leer en la nueva edición de la revista La pelota siempre al (10), cuyo décimo número está dedicado completamente a historias maradonianas.
Copland, le dice a Tafuro, estaba internada en una clínica de recuperación. Uno de sus compañeros era Diego Maradona, con quien se hizo compinche. «Diego te empujaba a levantarte», recuerda en el reportaje. La pelota siempre al (10) es un proyecto independiente gestionado por el mencionado Tafuro, Gonzalo Arrese y Emiliano Rossemblum. Suelen publicar periódicamente con un protagonista en particular. Entre otros, Juan Román Riquelme, César Luis Menotti, Ricardo Bochini y Marcelo Bielsa.
Esta edición dedicada a Diego Maradona va más allá del futbolista. Se compone de historias que destacan al Diego humano. Daniel Arcucci, el periodista que más trato asiduo tuvo con él, es uno de los que lo recuerda en el prólogo. «Maradona como persona fue mejor incluso que como futbolista», escribe.
Hay otros nombres que llevan a pensar en el Maradona humano. Gastón Pauls, actor y conductor de un programa televisivo sobre adicciones, recuerda sus charlas con Maradona, algunas de tinte periodístico, sobre todo por el tema de la adicción, que los llevaba a un punto en común. Cuenta de los encuentros entre ellos fuera de cámara. Y recuerda un mal capítulo de su vida: «Diego saltó por mí en el momento más difícil. Me llamó y me puso su pecho, su abrazo y su corazón».
Este número de La pelota sobre al (10) podría ser un libro, entre tantos que se han publicado acerca de Maradona. Sólo que en este caso se trata de una revista de papel (también hay versión PDF), algo poco común en los tiempos actuales.
Los autores destacan aquello que no vimos en los partidos. Escriben, por ejemplo, una crónica sobre los apoyos que Diego les dio a los deportistas en general: boxeadores, basquetbolistas, tenistas y tantos otros.
Vale destacar la mirada de Pablo Llonto, ex periodista de Clarín y amigo de Maradona. Con Clarín, Llonto terminó la relación en los peores términos: con juicios y escribiendo sobre el lado oscuro de sus responsables y, sobre todo, de Ernestina Herrera de Noble, viuda de Roberto Noble y creador del medio. Lo hizo en su libro La noble Ernestina. Fue uno de los gestores del primer viaje de Diego a Cuba, que tuvo su punto más alto cuando se entrevistó con Fidel Castro.
En esta revista se remarca su apoyo a los reclamos de los jubilados en los 90, que son los mismos de ahora, pero sin el masivo acompañamiento social. Y sin Diego.
Agustín Palmisciano escribe sobre el Diego musical. Se ven fotos suyas con Charly García, Andrés Calamaro y los integrantes de Los Piojos. Y un texto largo con referencias. Y el recuerdo de la vez que fue tapa de la Rolling Stone.
Una de las notas más originales es la que le hacen a Juan Cyterszpiler, hijo de Jorge, el primer representante que tuvo Maradona. Tiempos de Argentinos Juniors. Cyterszpiler recuerda sus encuentros con Maradona y destaca, sobre todo, el legado que dejó en su vida.
Pero hay, sobre el final, una historia que nos toca de cerca a quienes vivimos al Maradona de los 90. Es la entrevista a Florencia Ghio, hija del actor Adrián Ghio, uno de los más populares de entonces, quien falleció cuando el auto que conducía fue embestido por un patrullero, en Palermo, en Buenos Aires. La familia de Ghio había propuesto la realización de un partido de fútbol en la cancha de Ferro con el objetivo de recaudar dinero y comprar un tomógrafo computado para donar al Hospital Fernández, que no tenía. Allí estaba internado el actor, donde fallecería. La historia tiene su lado cómico, cuando la hija del actor recuerda su reacción al atender un llamado y del otro lado escuchar la voz de Diego Maradona.
El tema es que la presencia de Maradona en la cancha hizo que la escasa venta de entradas se disparara y el partido a beneficio se disputara ante una multitud. Además, había quedado gente afuera.
La pelota siempre al (10) es un nuevo homenaje a un hombre que tiene historias inabarcables. Acá, hay apenas un puñado que bien vale leer.