En tiempos en los que la repostería casera ha recuperado su lugar en los hogares, hay una preparación que se ha vuelto protagonista en desayunos, meriendas y hasta regalos: el budín. Pero no cualquier budín, sino uno que logre ese equilibrio perfecto entre una miga aireada y una humedad irresistible. Hoy te revelamos la fórmula que convierte lo simple en sublime: una receta de budines esponjosos y húmedos, ideal tanto para principiantes como para los más experimentados en la cocina.
Este tipo de budines no solo se disfrutan por su textura suave y jugosa, sino también por la posibilidad de personalizarlos con sabores como limón, vainilla, naranja, chocolate o frutos secos. Lo mejor es que, una vez que dominás la base, podés crear infinitas combinaciones. La magia está en algunos trucos simples pero fundamentales: buena materia prima, no sobrebatir la mezcla y cuidar la cocción.
A continuación, te presentamos una receta infalible para lograr esos budines que desaparecen del plato en cuestión de minutos.
Ingredientes (para 1 budín grande o 2 pequeños)
200 g de manteca (mantequilla) a temperatura ambiente
200 g de azúcar
3 huevos grandes
Ralladura de 1 limón o 1 naranja (opcional, según el sabor deseado)
1 cucharadita de esencia de vainilla
250 g de harina leudante (o harina común + 2 cditas de polvo de hornear)
120 ml de leche
1 pizca de sal
(Opcional) 50 g de chips de chocolate, nueces picadas o frutas secas
Paso a paso
Precalentar el horno a 170°C (horno medio-bajo). Enmantecar y enharinar un molde de budín, o usar papel manteca para un desmolde más fácil.
En un bol grande, batir la manteca con el azúcar hasta obtener una crema pálida y aireada. Este paso es clave para la esponjosidad, así que tómate tu tiempo: unos 4-5 minutos con batidora eléctrica o 8-10 minutos a mano.
Agregar los huevos de a uno, batiendo bien entre cada incorporación. Luego sumar la ralladura cítrica y la esencia de vainilla. La mezcla debe quedar homogénea.
Incorporar la harina tamizada (junto con el polvo de hornear, si usás harina común) en tres tandas, alternando con la leche. Mezclar suavemente con espátula o batidor de mano, solo hasta integrar. No sobrebatir, para no activar el gluten.
Agregar, si se desea, chips de chocolate, nueces o pasas. Verter la mezcla en el molde y alisar la superficie.
Llevar al horno durante 45 a 55 minutos, o hasta que al insertar un palillo este salga apenas húmedo, sin restos de masa cruda. No abrir el horno antes de los 35 minutos para evitar que el budín se hunda.
Retirar, dejar enfriar 10 minutos en el molde y luego desmoldar sobre una rejilla. Una vez frío, podés espolvorear con azúcar impalpable o cubrir con un glaseado simple de limón o chocolate.
Con esta receta, lograrás budines esponjosos y húmedos que no solo llenan la casa de aroma, sino que se convierten en una experiencia reconfortante con cada bocado. Perfectos para acompañar un mate, un café o simplemente para endulzar el día. Porque a veces, la felicidad también viene en forma de budín.